Procrastinar. Qué es y cómo evitarlo
- Carmen Liñán Grueso
- 29 may 2022
- 5 Min. de lectura
Actualizado: 28 sept 2022

"Procrastinación" es una palabra elegante para referirse a la práctica de posponer las tareas que sabemos que debemos hacer, ocupando nuestro tiempo en otras cosas que no son tan necesarias. Aunque la gente suele confundir este comportamiento con la pereza, no siempre es así.
La procrastinación se alimenta de nuestros miedos
El miedo al fracaso es una razón común para aplazar nuestras obligaciones. Las personas que tienen miedo al fracaso son más propensas a procrastinar que otras. ¿Por qué? Porque se sienten inseguros sobre su capacidad para hacer el trabajo

correctamente. Esto hace que busquen formas de evitar el posible fracaso, posponiendo la ejecución de la ta
rea en busca de la mejor manera de realizarla.
El miedo a lo desconocido también hace que pospongamos la obligación. Una tarea de envergadura superior a lo habitual, o con un formato que no hemos utilizado nunca, o que requiera el uso de algún programa que no dominamos, puede hacer que retrasemos su inicio, buscando recopilar los conocimientos necesarios.
El miedo a las críticas se manifiesta en un exceso de perfeccionismo. A veces, queremos que todo lo que hacemos sea perfecto antes de empezar a trabajar en algo nuevo o de tomar medidas para completarlo. Incluso podemos llegar a pensar que, si no hacemos las cosas a la perfección, no tiene sentido hacerlas porque los demás nos criticarán si nuestro trabajo no es lo suficientemente perfecto.
Si no estás seguro de cuál es tu temor, piensa en lo que sientes cuando procrastinas. Las emociones más comunes son la preocupación, la ansiedad y la culpa, porque somos conscientes de que deberíamos ponernos manos a la obra en lugar de distraernos con otra cosa.
La buena noticia es que una vez que reconocemos estos miedos, hemos dado un paso importante para superarlos y desterrarlos de nuestra rutina de trabajo.
Se puede sacar partido de los miedos.
En el caso del miedo al fracaso, se puede interpretar como un signo positivo, una señal de que te tomas el trabajo en serio. Si no fuera importante para ti, no te importaría tener éxito o no. Mientras no dejes que el miedo te impida intentarlo, puedes utilizarlo en tu beneficio, convirtiéndolo en una motivación para trabajar más duro.
El miedo a lo desconocido y el exceso de perfeccionismo, bien conducidos, se pueden convertir en un acicate para adquirir nuevas habilidades, aprender nuevos recursos y emprender acciones que lleven a que nuestro trabajo sea de calidad excelente.

Además, ver el fracaso como una parte normal de la vida y aprender de los errores del pasado hace que, con el tiempo, el éxito será más fácil. Es posible que hayas fracasado en el pasado, pero que con el tiempo hayas aplicado las correcciones necesarias y te hayas vuelto lo suficientemente hábil como para tener éxito en esta tarea. Dedicar tiempo a reconocer tus progresos es importante porque, aunque puedas volver a fracasar más adelante, al menos el proceso te resultará familiar y sabrás lo que debes mejorar. Con el tiempo, esos sentimientos de miedo se desvanecerán y serán sustituidos por el éxito y la experiencia.
Posponer las tareas reduce el tiempo que les vamos a dedicar y, por lo tanto, su calidad.
Es un hecho que dejar las tareas para el último momento hará que sean más difíciles de completar. Esto se debe a que, al procrastinar, se emplea una cantidad exorbitante de tiempo ensayando mentalmente la tarea, buscando la mejor manera de ejecutarla. En comparación, el tiempo real que se va a dedicar a realizar el trabajo puede ser bastante

corto. No es raro que la gente espere días o incluso semanas antes de empezar un proyecto, para descubrir que lo completan en mucho menos tiempo del que esperaban.
Además, esperar hasta el último minuto conduce, por lo general, a un trabajo de menor calidad. Esto tiene sentido si tenemos en cuenta que la mayoría de la gente dedica el 90% de su tiempo a la preparación y solo el 10% a la ejecución. En lugar de disponer de tiempo suficiente para revisar, editar y retocar, nos vemos abocados a acelerones de última hora para cumplir con el plazo. Al procrastinar, te predispones al fracaso y afectas negativamente a tu capacidad para rendir al máximo en futuras tareas, porque, sin darte cuenta, alimentas el miedo que te obliga a procrastinar, cerrando el círculo.
Las redes sociales son una fuente de distracción
Cuando navegamos por la red, creemos falsamente que estamos empleando bien nuestro tiempo. Debido a que utilizamos internet para todo y es una herramienta fundamental, creemos que todo el tiempo que pasamos navegando es útil y provechoso. Eso hace que pasemos más tiempo del

necesario en páginas que no ayudan a nuestra productividad.
No es necesario renunciar a las redes sociales, solo hay que utilizarlas con inteligencia. Debes establece restricciones de tiempo y cumplirlas. Cuando estés trabajando, no dejes que te distraigan. También puedes establecer límites a tu tiempo de distracción para no caer en un nivel más profundo de procrastinación. Recuerda que cualquier actividad puede ser productiva si se realiza con la actitud adecuada.
Consejos para dejar de procrastinar

Ahora que sabemos a qué puede conducir la procrastinación, veamos cómo vencerla.
La clave es hacer que tus objetivos sean alcanzables y establecer un calendario asumible para tus tareas. También ayuda determinar una rutina de trabajo, con unos horarios concretos y desarrollar un método disciplinado para tu actividad profesional.
Digamos que tienes una tarea que debes entregar en un plazo de cinco semanas. Si tu objetivo es terminarla en una semana porque luego quieres pasar tiempo en la playa con la familia, probablemente no lo consigas. Pero si te fijas objetivos más asumibles a lo largo del mes, como completar una sección de la tarea cada semana, no se te hará tan cuesta arriba y te resultará mucho más fácil terminarla a tiempo.
Procrastinar cuando eres un trabajador independiente.
Los freelancers no nos podemos permitir procrastinar mucho. En un trabajo por cuenta ajena tampoco, pero puede estar más disimulado. Todos conocemos el típico chiste de funcionarios que alargan deliberadamente los preliminares de las tareas y eternizan las gestiones.

Cuando el negocio depende solo de ti y de tu rendimiento, no te puedes permitir perder el tiempo, ya que el éxito de tu negocio depende de que ese rendimiento sea eficaz. Además, como decía en un párrafo anterior, la competencia es feroz y se puede presentar cualquier otro que haga el trabajo mejor que tú y en menos tiempo, simplemente porque ha encontrado la manera de optimizar su tiempo.
Procrastinar no merece la pena.
Como puedes ver, procrastinar no vale la pena. No importa si estás nervioso por empezar un gran proyecto o si simplemente no estás seguro de cómo abordarlo. Si sigues posponiendo tu trabajo, los proyectos se acumularán y acabarán siendo demasiados para poder manejarlos en un tiempo razonable. Aunque seas capaz de pasar la noche en vela y completar los proyectos en el último minuto, esta estrategia te causará estrés y agotamiento, dos cosas que afectarán a tu capacidad de rendimiento.
Como se suele decir, "No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy". Procrastinar causa más problemas de los que resuelve. Así que no esperes a mañana para empezar lo que tengas que hacer hoy.
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